Reseñado por: Ash
Edición Original: Animal Man & Swamp Thing # 1 (Septiembre 2011)
Guión: Jeff Lemire (AM) / Scott Snyder (ST)
Dibujo: Travel Foreman (AM) / Yanick Paquette (ST)
Color: Nathan Fairbarin (ST)
Tintas: Travel Foreman & Dan Green (AM)
“¿Yo? Soy el gran malvado cerebro entre
bastidores. El villano marionetista que tira de las cuerdas y te hace bailar.
Soy tu guionista”.
Grant Morrison [1].
“¿A dónde iría yo si fuera la cosa del
pantano? Volvería a Louisiana. Volvería al barro, a la bruma y a las
moscas…Volvería al pantano. Volvería a casa”.
El Hombre Floronico [2].
Resumen_ En estas últimas semanas, hemos estados
bombardeados por la campaña de relanzamiento DC. Una de las facetas que más ha
calado hondo es el regreso de personajes iconos de la línea Vertigo de regreso
al universo establecido de DC, incluso algunos especulan de una posible
desaparición del sello adulto dirigido desde sus inicios por Karen Berger. Creo
que es imposible pensar que el editor en jefe de tal compañía, piense de verdad
en las posibilidades narrativas que esto conlleva, cuando en verdad tal movida
editorial sirve para convocar la atención de futuros lectores / clientes;
Aunque hay otro sector, mucho más fanático que siempre se han imaginado estos
cruces, y que al fin y al cabo nos entregan diversidad de seres ficticios.
Siempre es difícil complacer al resto.
[1] Animal Man # 26
[2] Swamp Thing # 21
Está todo conectado a un mismo universo, cada
acto conlleva una reacción, lo queramos o no. La importancia esta en
canalizarlo de una forma constructiva, ocupando y potenciando las herramientas
que el medio [del comics] nos entrega. La manipulación es transversal para
todos los personajes ficticios, pero se debe tener cierto respeto por lo ya
hecho, y creo que ambos comics a examinar, son la piedra angular de un Team up
conceptual en la nueva corriente de DC.
Para aquellos que no sepan (o
no lo recuerden), antes de 1993, comics como The Sandman, Hellblazer, Swamp
Thing, Animal Man, Shade, The Book of Magics, Black Orchid, Kid Eternity etc.,
todos esos personajes eran del mismo universo: El universo superheroico.
Ninguno de los guionistas en ese momento pensó que aquella realidad podía ser
una limitante a la hora de crear. No se si fuesen los tiempos y los cambios
generacionales, pero aquellos comics son verdaderos ejercicios mentales; no se
trata de entablar el discurso del comics a la par de la literatura, eso da
exactamente lo mismo; lo que nos enseña este mundo de viñetas y burbujas esta a
medio camino entre la representación y la subjetividad del lector, sin nunca
darnos todas las claves, pero al mismo tiempo hacerlas visibles. Un seguimiento
atento y no una lectura volátil.
La nueva conformación que ha
hecho DC, con perfiles narrativos más oscuras (The Dark), del genero de acción
(The Edge) o más adolescentes (Young Justice), nos ayuda para entender los
nuevos aires que los editores tratan de poner en la compañía. Retomar personajes
conocidos que fueron arrebatados por vertigo a principios de los noventa tiene
dos lecturas posibles o desean rescatar personajes un tanto olvidados por los
fanáticos más antiguos y desconocido por los más jóvenes o decidieron
despojárselos para conseguir un poco de sus glorias pasadas. Fuese lo que
fuese, no cabe duda que es un ejercicio de apropiación con todas las de la ley
(lo mismo que han realizado para las editoriales Wildstorm y Milestone), mas
que creando algo original, lo que han deseado con este movimiento es
reconstruir a estos personajes con el toque de lo ya existente.
Animal man y Swamp Thing son
un buen ejemplo de aquello; dos de los personajes con los peores nombres en la
historia de la industria, pasan a poseer un status de quiebre con este mundo
fantástico y connotar un aire de terror cotidiano que muy pocas veces se ha
visto en un comic de tiraje tan masivo como lo fue de estos personajes durante
los noventa. El estar desaparecido por tanto tiempo (en el caso de Swmapy), y
el no poder haber realizado una despedida coherente de la serie (en el caso de
Animal Man), pudieron ser los factores determinantes a la hora de reflotar
tales especimenes. Ese legado se siente en los guiones de Snyder y Lemire, al
igual que en los lápices de Paquette, pero más en los de Foreman al reproducir
cierto aire vertigo, muy parecido al que realiza Steve Pugh, pero mucho más
suelto y colores más transparentes (muy notable los movimientos ejecutados en
la escena del hospital).
Los dos trazados arguméntales mantienen
algunos de los elementos esenciales de los protagonistas, agregando problemas
más relacionados con problemas actuales con aire metafísico, o sea, se retrata
la paranoia y la doble personalidad, pero vinculadas directamente con un ser
que puede controlar la vegetación a su alrededor, o el cotidiano y lo que
significa mantener a una familia protegida del mundo exterior cuando eres un
hombre capaz de manejar las habilidades de cualquier animal sobre las faz de la
tierra. Se puede decir que ambas propuestas ya se habían ilustrado con
anterioridad [3],
pero ahora vienen con una connotación totalmente nueva, manteniendo lo viejo
pero agregando consigo ideas no exploradas con anterioridad, siendo una de
estas la posibilidad de estos seres para destruir las normas de la física
básica, incluyendo la vida y muerte.
[3] Sin ir más lejos, la ya comentada etapa de
Jaime Delano enmarcada en los tomos “Carne y Sangre” de 1993
El hombre animal y la Cosa
del pantano, más que reflejar la realidad y enmascararla, la pervierten
accidentalmente con cada labor que realizan. La familia de Buddy Baker ve
aterrada en las páginas finales del comic, como su hija a revivido animales
muertos para poder jugar con ellos, de la misma forma que el Dr. Holland
comprende que el y el verde son uno solo. Queremos evitar esa corrupción del
exterior, pero el horror está en el interior que les domina, se vuelva carne o
vegetación, eso depende de cada uno de ellos.
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