Reseñado por: Ash
Edición original: Brightest day aftermath: The search for Swamp Thing #
2 y 3 (Jul-2011 / Ago-2011)
Guión: Jonathan Vankin.
Dibujo: Renato Arlem,
Marco Castiello.
Tinta: Vicenzo Acunzo.
Resumen_ ¿Es difícil es crear una
historia con una línea argumental coherente? De ser así, este es un buen
ejemplo de aquello. Esto no quiere decir que un comics de 22 paginas aprox.
pueda ser ridículo o poco creíble, pero es necesario lograr tal cometido por
medio de un buen inicio, desarrollo y final. Ya he analizado el primer capítulo,
así que ahora solo nos concentraremos en
los dos siguientes ítems. Veamos si este experimento de “team up” pudo
llegar a un clímax interesante, y si es así, los puntos rescatables / olvidables
de tal historia.
Ya habíamos visto como
concluido el primer número; un desconcertado y aterrorizado Alec Holland se
encuentra perdido en los pantanos del bosque de Star City [1], mientras el infame Constantine
decide ir a buscar a otro connotado superhéroe (Superman), quien puede ayudarlo
en su búsqueda de la cosa. Lo que desconoce el azuloso es el plan que a
construido Constantine para detener la furiosa venganza del verde hacia la
humanidad. Cueste lo que cueste el magus debe exterminar a Holland, cueste lo
que cueste. En algún minuto de la historia, también vemos como es llevada a
cabo una sesión de espiritismo entre Madame Xanadu y Deadman [2] y
que aquel científico/robot en el bosque se encontraba allí por dictamines de
Lexcorp [3]
para controlar el poder de la cosa del pantano, obligando a Holland en este
designio del externo (el cual es excesivamente sumiso frente tan infrecuente
requisito).
[1] Un error de guión. ¿Cómo puede estar el
antiguo laboratorio del Dr. Holland en este punto geográfico, cuando los cómics
siempre han transcurrido en Luisiana?.
[2] Una interesante secuencia que nos prepara
como antesala a la relación de estos personajes en Justice Lague Dark; de la
misma forma que lo fue con el resto del equipo en el tie-in de flashpoint
“Secret Seven”.
[3] Black Orquid de Gaiman y Swamp thing de
Moore ya se habían visto las maquinaciones de Luthor por hibridación del poder
vegetal.
Las páginas finales del capítulo tres tratan
de ser crecidamente ambiguas, con unos Batman y Superman perdidos frente al
verdadero sentido de tal misión, dejando en claro que ya la amenaza ha sido
evitada, sin ningún tipo de baño de sangre de por medio, dejando a nuestro
antihéroe de lo paranormal victorioso ante el peligro, pero incapaz de
importarle tal labor, lo cual conduce al lector la siguiente pregunta: ¿y todo
esto para qué?...
Una confrontación entre la
entidad verde, la desconcertante aparición de un científico en el bosque en los
antiguos aposentos de estudio de Holland, conspiración tecno industrial de por
medio y uno que otro flashbacks montan ambos números de esta saga. Si debo
reconocer algo a favor, es que la personalidad amoral de nuestro protagonista
se va articulando de una mejor manera, ya no parece una motivación altruista
desganada, sino más bien una manipulación de su entorno en pos de
sobrevivencia, no solo de la humanidad, sino suya misma, cueste lo que cueste.
Y como lo lleva acabo no deja de ser algo un tanto irrisorio, en el primer número
vemos que acude a Batman pensando que sus dotes detectivescos lo podían ayudar,
pero más allá de una conversación no vemos mayor análisis ¿será que Constantine
solo quería conocer la baticueva? Ya vemos que el detective no es un erudito en
los temas relacionado con la magia, asimismo que recurre a Zatanna para una
consulta. Su segundo acercamiento es igual de poco práctico, se reúne con el
azuloso como protección y ¿para que lo lleve volando a un bosque?, en fin, por
lo menos con tal aparición uno puede armar una secuencia de acción.
En el caso de la cosa y su ente humano, el
desarrollo es muy tambaléate, nunca podemos entender a cabalidad porque esta
ira incontrolable de la cosa frente a los seres humanos, que va relacionado con
una pérdida de humanidad. En los números de Alan Moore, cunado la cosa del
pantano decide vengarse de quienes lo han tratado de matar, entendemos que esta
revancha va por el hecho de haber tenido que viajar desde las profundidades del
espacio a los brazos de su amada. Ahí ya hay un motivo a explorar, acá no hay
motivación aparente, más allá del mensaje verde de respeto y cuidado al
planeta. Pero esto no es el Capitán planeta.
Así como siento que John
Constantine no cuaja (al menos con esta saga) del todo en el UDC, creo que Vankin
tampoco lo hace como guionista, aunque hay un esfuerzo por hacer una historia
con matices alrededor de personajes superheroicos que parecen no tenerlos. Si
hubiese creado mayor roce entre los dos pesos pesados de DC y el personaje más
longevo de Vertigo, se pudo haber disfrutado más la historia, pero no son más
que divertimento y excusa perfecta para hacer acción visual. Bien dibujada [4], si,
bien argumentada, no, y ese es su mayor defecto, el pensar que un lector o
fanático de comics lea este por la simple razón de juntar cuatro personajes
icónicos, los cuatro, fundadores de géneros distintos: el comic de superhéroe y
el comic de toque más oscuro y adulto en la industria norteamericana, es un
craso error. Los personajes y la construcción creada por autores más
competentes, no aseguran una buena historia simplemente al juntarlos, y fue un
error que el señor Vankin lo haya pensado así.
[4] El dibujo de Renato Arlem y Marco
Castiello, ambos de corte tenebrista y sucio son un buen aporte en los momentos
de dialogo y transcurso de la historia, pero sufren de un desempeño algo
tambaléate a la hora de representar momentos de acción y pelea.
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