Reseñado por: JML
Edición original: Youngblood # 1 (Abr-1992)
Guión: Rob Liefeld, Hank Kanalz.
Arte: Rob Liefeld.
Color: Brian Murray.
Portadas: Rob Liefeld.
Guión:
Rob Liefeld
se dio conocer a temprana edad en el mundo del cómic a finales de los ’80. Ganó
gran notoriedad por sus colaboraciones en Marvel y DC, convirtiéndose en una
joven promesa del medio, llegando a su tope máximo tras la fundación de Image
comics con su propia línea de personajes en sus Extreme Studios.
Mirándolo en perspectiva, casi tres décadas
después de que empezó en el medio, da a pensar cómo un artista tan mediocre
pudo llegar tan lejos. En mi caso personal lo atribuyo a la suerte. Tuvo suerte
en DC al encargársele la miniserie de Hawk & Dove – a mi criterio el mejor trabajo que ha hecho -, cosa que lo llevó
hasta la franquicia mutante de Marvel en una época donde los mutantes eran
grito y plata. Esa misma suerte lo llevó a ser parte de un importante período
creativo donde colaboró en la creación de personajes tan importantes como
Deadpool o Cable, o la re conversión de los Nuevos Mutantes en X-Force. Ya
creyéndose el cuento, fue parte del éxodo masivo de autores estrella de Marvel, como el principal instigador, presentándonos a sus Youngblood dentro de la nueva e imponente Image comics.
Youngblood # 1 marcó un importante hito en
Abril de 1992 al ser el primer cómic editado bajo el sello editorial de Image.
Se vendieron poco más de un millón de unidades volviéndolo en un éxito
instantáneo y batiendo récord para una publicación independiente – récord que sería superado al mes siguiente
por el Spawn # 1
de McFarlane que vendería 1,7 millones de unidades -. Liefeld nos
presentaría a su equipo de héroes, quienes trabajan para el gobierno y son vistos
por la opinión pública como si fuesen unos rock stars. El mismo Liefeld ha
comentado que los personajes surgieron originalmente de una idea de modernizar
a los Teen Titans para DC. A modo de ejemplo, Shaft era un diseño pensado para
Roy Harper o Die Hard sería un cyborg diseñado por STAR Labs.
La historia nos introduce a los Youngblood de
inmediato sin presentaciones, tal cual como si el lector los conociese de toda
la vida. Hay que considerar que en aquella época valía más ver
dibujos espectaculares que contar con un sólido argumento. Los Youngblood se
dividen en dos equipos. El equipo interno se ocupa de los asuntos dentro del
suelo estadounidense y el equipo externo de lo que ocurre fuera del país. Para
este primer cómic, Liefeld se hace acompañar de Hank Kanalz en los diálogos,
que realmente no es gran ayuda a la hora de pulir la parte argumental. El cómic se
presenta en formato flip-book, contándonos una historia de cada equipo. El
equipo interno se ve las caras con los villanos conocidos como The Four,
mientras que el externo se inmiscuye en el conflicto de medio oriente – muy oportuno con los sucesos de la vida real
– terminando en la ejecución de un líder muy parecido a Saddam Hussein.
Un cómic hijo de su época, demasiado plano y con cero enganche.
Personajes calcados a otros ya conocidos e historias demasiado cliché. Insisto
en que Liefeld se presentó como el rey de la oportunidad. Si nos hubiese
presentado semejante bazofia en una época actual, tal vez ni siquiera le
dedicaría una reseña a este cómic...
Nota:
3,0.
Arte:
El
sobrevalorado Liefeld dio todo de sí en este primer cómic de Youngblood – que ya es mucho decir – tratando de
replicar sus éxitos pasados en series como New Mutants o X-Force. El estilo gráfico
de dientes apretados y músculos imposibles que la revista especializada Wizard
alabó - y años más tarde en una vuelta de
chaqueta terminaría por criticar enfáticamente -, deslumbró a todos los
jóvenes fans que hicieron cola para conseguir su ejemplar de Youngblood # 1 en
Abril de 1992. Cosa que eso sí, para bien o para mal, terminaría siendo parte
de la historia del comic book americano.
Siendo objetivamente crítico en el aspecto
gráfico, este número de debut es casi una mierda total con pocos puntos rescatables a
su favor. Partamos con el diseño de personajes que tiene cero originalidad.
Todo personaje que podemos contemplar parece ser una copia de otro ya conocido.
En cuanto al dibujo, sumado a los cuerpos híper musculados o los dientes
apretados, podemos ver que Liefeld en algunas viñetas copia poses de otros
dibujantes – véase la imagen de apoyo de más abajo – lo que le resta puntos haciendo énfasis en esta faceta copiona. Hay detalles
que denotan poca prolijidad y falta de oficio, como las armas que tienen un diseño muy
pobre – en el caso de Shaft, su arco
funciona sin cuerda – o el diseño de paisajes y ambientaciones que es
demasiado básico, limitándose a colorear formas geométricas.
Dentro de lo poco rescatable, hay que alabar
la intencionalidad de ofrecer un producto rebosante de acción y
espectacularidad, pues convengamos que la salida de este cómic no se dio de
manera gratuita, más bien a causa de los fans y críticas que subieron a un
altar a un Liefeld que tal vez nunca lo ha merecido. A causa de la repentina
fama ganada – tanto en lo monetario, como
en el medio – Liefeld creyéndose un Kirby moderno creó series y personajes
por doquier, cometiendo errores que a la larga lo han hecho madurar tras darse varios
costalazos.
En definitiva, mirando este cómic por lo que
es y bajo una perspectiva de 23 años tras su aparición, tenemos a un Liefeld
que a pesar de presentarnos a sus propias creaciones, no denota el suficiente cariño por
ellas, editando un producto apresurado. Desde su salida de Marvel hasta la aparición
de este cómic hubo un escaso margen de tiempo para la elaboración del producto.
Pero ello no es ninguna excusa para presentar un cómic tan mediocre. Quienes conocemos
la propuesta de Liefeld -tanto
detractores como adherentes - sabemos que esperar de él, pues poca evolución
ha demostrado en su carrera artística. Su fórmula está bastante desgastada,
pero tiene ese algo, que, aunque sea por morbo, te hace querer chequear su obra.
Por lo mismo, no tengo motivos para recomendarte el visionado de este cómic... salvo tal vez, por morbo.
Nota:
3,0.
Historia:
La historia
se divide en dos relatos, cada cual concerniente a un equipo de ataque de los
Youngblood.
- Equipo interno: Shaft se encuentra en un
centro comercial junto a su pareja cuando de pronto sufre el ataque de un
asesino a sueldo que busca matarle. Los medios de prensa, que siguen a Shaft
como si fuese un rock star, informan de inmediato de lo sucedido. Pero el
misterio de quien busca matar a Shaft debe esperar pues recibe una alarma
prioritaria de Youngblood. La alarma también la reciben los otros miembros del
equipo: Badrock, Die Hard, Chapel y Vogue.
Una vez reunidos, le deben hacer frente a la
amenaza del grupo de villanos conocidos como The Four; compuesto por Deadlock,
Strongarm, Gage y Starbright.
- Equipo externo: El equipo externo de Youngblood
se encuentra inmerso en la crisis de medio oriente en busca del déspota
dictador Hassain Kussein. El equipo es liderado por Sentinel y compuesto por
bravos guerreros como Combat, Cougar, Brahma, Riptide y Psi-Fire. La batalla
les lleva directo hasta Kussein, donde Psi-Fire le pone fin a la situación
empleando sus poderes para asesinar al dictador reventándole la cabeza.
Los medios de prensa mundial dan la noticia
del deceso de Kussein reportándolo como suicidio, sin mencionar la
participación de Youngblood en el asunto...
Nota:
3,0.
Nota
final: 3,0 (Chile) / 4 de 10 (Global)
En Diciembre de 1992 salió a la venta el
ejemplar Youngblood # 0 que ahondó en los orígenes del equipo, pues como vemos
en este primer cómic saltamos directo a la acción.
Cabe mencionar que la trayectoria editorial de
Youngblood – así como de todas las
creaciones propias de Liefeld – ha sido bastante accidentada pasando por
varias editoriales tras su salida de Image, para volver finalmente a casa. Hace
unos cuantos años se retomó la numeración original de la serie sumando todos sus volúmenes, llegando hasta
el número 78 donde la cosa quedó ahí no más. ¿Cuándo volveremos a saber del
equipo?... sólo Liefeld lo sabe.
A mi modo de ver, los Youngblood caen en el
saco de personajes mal manejados. Véase lo bien que los llevó Alan Moore cuando
los manejó. A sabiendas que no existe un interés real en los personajes, el
único modo de hacerlos notables es con los autores apropiados o, por qué no,
sumándose a la moda de las películas – Guardianes
de la galaxia, a ti te hablo – que han hecho repuntar a personajes casi
desconocidos.
Youngblood
tuvo una fama efímera. Pero en el mundo del cómic nunca queda algo
desapercibido o desaprovechado, por malo que sea. Quizás tengan su momento a
futuro, quién sabe. Otras creaciones de Liefeld como Supreme o Prophet han
demostrado que se pueden hacer grandes cosas con ellos – con gente competente a su cargo -.
Un detalle anecdótico que he mencionado en
otras reseñas: Badrock en sus primeras apariciones figuraba como Bedrock.
Posteriormente, Liefeld cambió el nombre para evitar líos legales con Hanna
Barbera y sus Picapiedras. Liefeld llegó a ser tan descarado que en un comienzo
el grito de batalla de Badrock era: “Yabba daba doom”. No le bastaba sólo con hacer
un personaje parecido a Thing de los 4 Fantásticos… Nuff Said!!!
De momento me despido. Gracias por tu visita y
tu tiempo de leernos. Si gustas de este blog puedes seguir sus novedades mediante las redes sociales, en Facebook o Twitter, donde además podrás encontrar diversas novedades relacionadas al mundo del cómic.
No hay comentarios:
Publicar un comentario