Reseñado por: Ash
Edición original: The Shade: Master of Darkness # 1 (Oct-2011)
Guión: James Robinson.
Dibujo: Cully Hamner.
Color: Dave McGaig.
Portada: Tony Harris.
Shade (Sheid)
n.
1. Light diminished in intensity
as a result of the interception of the rays; partial darkness.
2. An area or a space of partial
darkness.
3. Cover or shelter provided by
interception by an object of the sun or its rays.
4. Any of various devices used to
reduce or screen light or heat.
5. shades Slang Sunglasses.
6. Relative obscurity.
Resumen_ Con la creación del género de superhéroe,
era necesario el poder contar con seres equivalentes en fuerza y astucia que
pudiesen ser verdaderas amenazas hacia nuestros héroes, el problema se concentró
en la banalización de estos personajes, que terminaron cayendo en verdaderos
estereotipos de la lucha entre el bien y el mal. ¿Existen verdaderamente estas
divisiones?; parece ser que los “colores intermedios” en los cómics
norteamericano no fueron explorados hasta hace muy poco, y en el caso de The
Shade, su background puede ser el que más tiempo se ha demorado en germinar.
Aunque no sea ni Alan Moore,
ni Neil Gaiman, lo que Robinson, guionista The Golden Age en 1993 y el guión de
la adaptación cinematográfica de La Liga de los Caballeros Extraordinarios
(para que vean los extremos), pudo elaborar a principios de los 90 con un
personaje como Starman [1], fue sin duda una revalorización de los
antiguos estándares del comic DC y al mismo tiempo el relato de una tradición y
tragedia familiar. El tipo de lectura que realiza Robinson sobre este
personaje, no es arbitraria, sino que se debe a un estudio profundo de los
cómics de la Golden Age, primero como fanático (de reimpresiones en blanco y
negro a principios de los 60), y luego como guionista de estos personajes. Se
decidió en primera instancia, el poner en el pedestal un “villano” que cargase
con tradición/reinvención desde los cimientos.
[1] Contando desde la versión original del personaje
(Ted Knight), y no el resto de los personajes derivados que ocupasen el nombre
Starman en los años venideros.
Por medio de la así llamada
Post-Crisis, muchos personajes pudieron contar con la elaboración de una
biografía que estuviese acorde con los tiempos que se corrían a mediados de los
ochenta. The Shade, el amo de la oscuridad, realmente paso desapercibido,
siendo que su primera aparición por el año 1945. Su biografía fue creada para
cerrar los vacíos argumentales habituales en un súper villano; ahora este ser
tendría un pasado que lo remonta a periodos específicos en la historia
universal tales como la revolución industrial y la Inglaterra victoriana, al
igual que la posibilidad de cruzar dialogo con seres históricos como Charles
Dickens, todo eso con un aire de antihéroe, con la capacidad de pasar del plano
caótico a uno totalmente neutral, convirtiéndose en el antagonista
perfectamente inclasificable [2] .
[2] Starman
Vol. 2, # 06 (1882: back stage, back then).
Hay cierta intención del autor en mantener
la historia tal cual termino, de no recontar un origen conocido (por los
seguidores), y que el nuevo lector vaya construyendo la historia mientras
avanza; puesto que en el primer número se nos da a entender la interacción que
tiene nuestro (anti) héroe con el resto del universo, por medio de distintas
conversaciones de forma natural durante la hora del te o en la alcoba después
de una relación sexual, con el relato simultaneo de una persecución con tintes
a película de espionaje, para finalmente terminar en un desenlace abrupto, y
muy bien logrado como enganche en el siguiente numero; pasamos de escenarios
idílicos con un aire nostálgico (logrado por la utilización de colores calidos
de la paleta de Dave McGaig y minuciosos detalles en la arquitectura de Opal
City), dosis de acción y una masacre al atardecer.
Como el personaje recalca en
su monologo interior “Octubre trae
melancolía”. En esta historia se puede respirar tal interpretación, en el
comportamiento de los personajes, en la ciudad misma, incluso en la vestimenta
hay una corriente de ocultación que rodea el accionar y la presencia de Shade;
no conocemos sus verdaderas intenciones, solo nos queda la ambigüedad del
relato, y como este queda (literalmente) hecho añicos a la espera de cualquier
índice de una conclusión segura.
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