Edición original: Spider-man # 1
a 5 (Ago-1990 / Dic-1990)
Guión y arte: Todd McFarlane.
Color: Bob Sharen.
Color: Bob Sharen.
Portadas: Todd McFarlane.
Guión: La popularidad de Todd
McFarlane subió como la espuma en su etapa al lado de David Michelinie en The Amazing Spider-man, tanto así que Marvel debió ofrecerle un título nuevo y
propio para retenerlo en la compañía. Así fue que “Spider-man” a secas se convirtió en el cuarto
título mensual de la franquicia arácnida, donde Todd pudo dar rienda suelta a
su creatividad, tanto en la parte argumental como artística.
En el apartado literario Todd realmente se
queda corto. Al leer sus números de Spider-man queda la sensación de que trata de
hacer parecer sus cómics más interesantes y sofisticados de lo que realmente son. Esta
historia podría haberse pulido más con una mejor asesoría en los diálogos. Pero
parece que humildad es algo que le falta al amigo McFarlane.
Nota: 5,0.
Arte: La falta de oficio en la
parte literaria se ve compensada por la parte gráfica, donde Todd da clases sobre
cómo dibujar a nuestro amistoso vecino lanzarredes.
En
lo personal, no me gusta mucho McFarlane en cuanto al dibujo de ciertos
personajes. Los que le salen mejor son sin duda Spidey y su Spawn.
El Spider-man de McFarlane tiene la virtud de
ser anatómicamente incorrecto para los estándares normales, pero precisos para
Spidey. Poses imposibles, contorsiones magníficas y una espectacular telaraña de espaguetis.
En resumen es una delicia visual.
La portada del Spider-man # 1 es una gozada.
Un cómic que en su momento vendió 2.5 millones de copias, mucho más para lo habitual de la época, cuando la especulación por los cómics era enorme.
Notable gráficamente hablando.
Nota: 7,0.
Historia: El Lagarto ha vuelto a
aparecerse por las calles de New York, más salvaje que nunca antes, asesinando gente a diestra y
siniestra. En los escenarios de muerte deja grabado en las paredes “CNNR”, cosa
que Spider-man logra reconocer como un mensaje que le deja en claro que se
trata del Lagarto original, al reconocer el nombre de su alter ego, el doctor Curt
Connors.
Spider-man se da a la tarea de detener al
peligroso monstruo, mientras su esposa Mary Jane decide salir a pasarlo bien
para no pensar en el peligro que Peter corre en su faceta de superhéroe arácnido.
En otro lugar, Calypso, el viejo amor de Kraven, realiza un ritual de magia vudú, con sangre y arañas. Esto enloquece el sentido
arácnido de Spider-man, quien se ve más vulnerado al ser atacado por el
Lagarto.
Tras una frenética lucha, el Lagarto clava sus
envenenadas garras en Spider-man que comienza a desvariar y verse en un estado de desesperación y tormento. Es entonces que en su delirio, Spider-man cree ver a Kraven con la
cabeza agujereada – recordemos que Kraven
se suicidó en la clásica historia La última cacería de Kraven -. A quien ve en
realidad Spider-man es a Calypso – a este
punto Spider-man y ella no se conocían – que logra dominar al Lagarto con
su magia y juntos derrotan a Spider-man.
Entonces lo llevan a la antigua casa de Kraven
para acabar con él, y en una desesperada jugada Spider-man pone todo de sí para
poder sobrevivir. Lo que más lo atormenta es no saber quien lo ataca y el por qué.
Sólo queda el instinto de volver a casa con Mary Jane. La casa termina
incendiada, el Lagarto resulta muerto una vez más, Calypso desaparece y
Spider-man huye a su hogar a tratar de entender lo que pasó…
Nota: 5,0.
Nota final:
5,6 (Chile) / 8 de 10 (Global).
McFarlane como autor completo tiene serias
falencias. Si no fuese por su arte, sería uno más del montón. Tal vez, de hecho
ni siquiera estaría haciendo esta reseña.
Tras un par de años trabajando con el
personaje, McFarlane se manejaba bien con su entorno, pero de a ratos sus
viñetas desplegaban una intensidad gráfica que se contradice con la parte
argumental. Mary Jane queda bastante mal al ir a la disco a bailar mientras su
esposo es vapuleado. O sea, es claro que no tendría porque quedarse amargada en
la casa llorando, pero se nota cierto dejo de banalidad en la mujer de Spidey.
Pero eso es sólo muestra que mujeres hay por montones, por algo en la
actualidad ya no son matrimonio.
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