Reseñado por: JML
Edición original: Wolverine
# 8 (Jun-1989)
Guión: Chris
Claremont.
Arte: John
Buscema.
Color: Glynis
Oliver.
Portada: John Buscema.
Guión: Prosiguiendo directamente
con la narrativa del número anterior tenemos a Wolverine interactuando con Hulk en
tiempos en que ambos usaban distintas identidades: Patch y Mr.
Fixit. En resumidas cuentas, Patch manipula a Fixit a su conveniencia
para que lo ayude a interrumpir las diversas operaciones criminales en
Madripoor, a su vez que no deja pasar la ocasión para hacerle más de
alguna broma en el camino, aprovechando las ironías del caso.
Chris
Claremont utiliza bien los diálogos en este número con Fixit mejor
establecido en Madripoor haciendo que la acción fluya de manera más versátil
a lo largo de las páginas. Si bien Fixit en más de algún momento parece
intuir que ya conocía de antes a Patch, a sabiendas de la historia
conjunta y rivalidad entre Wolverine y Hulk, Claremont
juega adecuadamente sus cartas.
Un número de lectura entretenida y recomendable, a fechas de hoy un verdadero clásico.
Nota: 6,0.
Arte: Seguíamos con John Buscema
como artista completo en lápiz y entintado, lo que resaltaba
de aun mejor modo las virtudes de su propuesta. Tanto Patch como Mr.
Fixit, protagonista y personaje invitado, lucen bastante bien
en toda secuencia del cómic, partiendo por una espléndida portada que va
directo al grano.
Nota: 6,0.
Un número de lectura entretenida y recomendable, a fechas de hoy un verdadero clásico.
Nota: 6,0.
Patch lo lleva a un salón de masajes que en realidad es una tapadera para el tráfico de esclavos y convence a Fixit para que lo ayude a liberar a todas las mujeres capturadas. Los dueños del establecimiento son muy agresivos y, cuando el dueño intenta causarle problemas a Patch por el incidente, Fixit destroza su negocio y le advierte al traficante de carne que no lo haga enojar.
Esa noche, Patch lo lleva a otro viaje falso, esta vez lo rastrea hasta un santuario justo encima de la planta de procesamiento de cocaína más grande de Madripoor. Sospechando de Patch, Fixit lo envía primero, sin embargo, Patch logra escabullirse y usa sus garras para cortar el piso y enviar a Fixit a estrellarse contra la planta de procesamiento. Cuando sus guardias lo atacan, desmantela el lugar y hace que los guardias huyan. Cuando Patch le explica lo que hizo, Fixit se da cuenta de que le han tendido una trampa. Antes de que pueda ir más allá, Coy aparece con sus subordinados Roughhouse y Bloodscream, furioso porque el hombre enviado para ayudar en sus operaciones no ha hecho nada más que derribarlas. Cuando Fixit se da cuenta de que Coy es un señor del crimen, se da cuenta de que lo engañaron para ayudar a los mafiosos y se niega a hacer nada deshonesto ya que su empleador Berengetti no se ocupa de operaciones ilegales.
Furioso por ser utilizado como un peón, Fixit le pregunta a Patch cómo va a evitar que ponga a Madripoor patas arriba y tome el control. Patch le explica que la mitad del día es luz solar, lo que lo hace vulnerable cuando se convierte en Bruce Banner. A Fixit no le gusta esto y, después de golpear a Patch en la cara, acepta irse. La noche siguiente, Patch organiza un vuelo para que Fixit regrese a los Estados Unidos, lo que le da la oportunidad de gastarle una última broma: decirle que volará hacia el este para disfrutar del vuelo de toda la noche. Engaña a Fixit para que tome un vuelo hacia el oeste, en dirección al sol naciente. Cuando Fixit se da cuenta, es demasiado tarde y se convierte de nuevo en Bruce Banner, maldiciendo el nombre de Patch…
Nota: 6,0.
Para la próxima entrega, Claremont y Buscema se tomarían un breve descanso dejando la serie a cargo de Peter David y Gene Colan. A posterior, el décimo número sería el último de Claremont en los inicios de este volumen, volviendo a futuro para un arco entre los números 125 a 128, en 1998.
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